Algunas veces lo
común se confunde con lo ya acostumbrado, con lo monótono o lo aburrido.
Inclusive, hay quienes lo confunden con lo ordinario y hasta con lo vulgar; pero,
si observamos con atención, nos daremos cuenta de que estos parecidos se
acercan más a lo corriente.
Lo común es lo
que nos ensambla como colectividad, la
correspondencia constante que parece fortalecer los eslabones más débiles de la
cadena social. Lo común es lo habitual: lo que está ahí todo los días atrayendo
nuestra atención, lo que está a nuestro alrededor esperando nuestro accionar;
pero también es lo abundante: lo que nos concierne a todos, lo que interesa para
nuestro entorno. Es ese cúmulo de eventos y cosas que despiertan las buenas acciones
y las buenas intenciones. Y lo fuera de lo común, que siempre es bienvenido, es
ese segundo esfuerzo, ese empujón que desarrolla la
creatividad y abrasa la pasión. De ninguna manera lo común es lo descartado por
conocido, lo que no mueve ninguna fibra del cuerpo o lo que no despierta más
que desinterés e indolencia, no, eso es lo corriente…
Es fácil
descubrir lo común, sólo se necesita visión panorámica e interés. El que abre
bien los ojos encuentra lo que busca y se sorprende de lo que encuentra. El que
los abre a medias puede distraerse con lo corriente. Y no se trata de
despreciar lo que no se comprende; sino de desechar lo que no sirve. Es muy fácil:
el mundo gira alrededor de lo común, lo fuera de lo común lo mantiene en
constante movimiento y lo corriente hace que pierda, por momentos, el ritmo.
Lo común es
alzar la voz cuando se canta, es mover los pies cuando se baila, es cerrar los
ojos cuando se besa, es suspirar cuando se sueña, es caminar sin provocar
caídas, es beber sin dejar a nadie sediento, es dar sin pensarlo demasiado, es
compartir cuando se tiene poco o demasiado; es levantar al que tropezó, es
impulsar al que quiere volar, es provocar risas y libertad. Lo común no es
transgredir, no es sobajar, no es discriminar, no es corromper, no, eso es caer
en lo corriente…
No podemos creer
que lo corriente está por encima de lo común, no se puede vivir en el desanimo
y mucho menos en la derrota. No podemos aceptar que lo corriente es ya parte de
lo cotidiano, no, de ninguna manera. Los abusos y las perversidades; aunque
llegan a ser constantes, nunca serán parte de lo común. Siempre serán el
accionar de lo corriente.
Lo común es
parte de la voluntad. No es actuar sin hacer uso de la razón o haciendo uso del
egoísmo. Lo común es lo positivo, lo que
se desea para bien, lo que sueñas en cambiar y en alcanzar.
Aunque no lo
parezca para algunos, los comunes somos los más; de eso deberíamos darnos
cuenta. Somos mayoría abrumadora, sin corrientadas como: verdades a medias,
información maniatada o estadísticas
convenencieras; no, la realidad es inquebrantable y “El bien común” es la que
la sostiene. Y si bien existirán los que traten, por distintos medios, de nublar
esa realidad, temo decirles que la verdad está de nuestro lado: ésta es parte
de lo común. No olvidemos que las mentiras siempre han sido, y serán, el lenguaje
de lo corriente…
Alex VC