lunes, 17 de enero de 2011

Los Propósitos Que Valieron Madre Por Cumplir (Borrador) ©



Culmina la primera quincena del año, y aunque es temprano para aseverar que se está escabullendo el mismo, es demasiado tarde para recuperar el tiempo perdido, por lo que ya vendría siendo hora de concientizarnos de una vez por todas y aplicar énfasis en las correcciones del camino. El 2010 quedó atrás y es importante esforzarnos por cumplir con responsabilidad los propósitos que redactamos a conciencia, tarea que es un tanto difícil ya que por lo general prometemos siempre puras payasadas lo que no podemos cumplir, pero con el simple hecho de intentarlo, muchas veces terminamos alcanzando la mayoría de los objetivos. El 2011 es nuestro presente y nos quedan cincuenta semanas para lograr ser mejores personas. Buena suerte a todos, y ojalá de verdad logren que alguien les crea sus promesas absurdas todo lo que se propongan.
A la mitad del mes de enero es buen momento para analizar qué tanto hemos puesto atención a nuestros propósitos y de ser lo suficientemente honestos para “tachar” definitivamente de la lista lo que no podemos cumplir. ¡No nos hagamos idiotas! ¡Seamos claros y objetivos! Al término de cada año prometemos casi puras un par de sandeces que al principio del siguiente se convierten en palabrerías absurdas que sólo interrumpen el complimiento de las demás metas importantes. Hay gente que promete dejar de fumar, pero es como si prometieran dejar de respirar; están los que prometen dejar de tomar y les va a ser más fácil dejar de prometer, o los que se hicieron la interminable promesa de hacer ejercicio para estar más livianos y les va a ser más fácil hacerse de alas para volar. Para lograr ese tipo de intenciones se necesitan muchos huevos tenacidad y compromiso, así es que si no los tienen no los podemos cumplir es mejor enfocarse en lo alcanzable, o de otro modo, van a ser de nuevo trescientos sesenta y cinco días de idear propósitos ilógicos para el año siguiente.
En un par de meses —la primera semana de marzo—, voy a cumplir la módica cantidad de treinta y cuatro veinticinco años, y analizando mi situación me doy cuenta con agrado de que estoy lejos de ser un anciano y que me queda mucho camino por delante; pero caigo en cuenta con inquietud, que ya no me cuezo al primer hervor, por lo que decidí analizar el curso de mi vida y apretar las tuercas en donde sea necesario para tratar de dejar de hacer las estupideces que acostumbro ser una persona de bien.
Haciendo un recuento de lo que ha sucedido con mi vida en últimas fechas creo que si no regreso al camino de la decencia esto va a valer madre mi comportamiento fue un poco inconveniente, pero no algo así que digas excesivo, y hubieron muchas cosas positivas y rescatables: dejé de fumar dos meses, luego regresé como chacuaco enfermo hasta que la garganta me imploró que lo dejara de hacer y ahora estoy en la segunda vuelta de mi intento fallido dejé de fumar con éxito y sin ningún problema apoyándome en la premisa de que la salud es primero; traté de ir diario a los Viveros —maldita la hora en que decidí hacerlo— después de que renuncié al gimnasio porque sólo iba a hacerme menso inculqué en mí una disciplina deportiva que me trajo como grato efecto el ir gustoso a correr tres kilómetros, tres veces por semana diez kilómetros diarios y de subida; implementé con resultados increíbles una dieta de puras porquerías comida muy sana y bastante balanceada que me ayudó a que solamente me falten por bajar ¡siete trinches kilos! ochocientos gramos; bebí como Cosaco y rompí —por mucho— el récord del Lupe-Reyes este último mes mis amigos me felicitaron, y algunos otros me recriminaron, por no salir ni asistir a prácticamente ningún festejo absurdo de fin de año, así como otra sarta de mentiras otros logros importantes de los que estoy muy orgulloso. Sí no lo creen realmente me vale madres a las pruebas me remito:

El viernes pasado amanecí crudísimo después de una parranda que duró hasta la madrugada del día en cuestión un poco desmejorado debido a que la noche anterior había trabajado hasta muy tarde y pensé que sería muy bueno el darle al cuerpo un trato especial, así es que acepté con gusto la invitación de mis amigotes los borrachos unos amigos iguales de comprometidos con la salud y las buenas costumbres, a ir a una Birria que no tiene madre y cuyo único defecto es que no venden cervezas por estar junto a una escuela primaria un restaurante naturista en donde nos encanta degustar de unos exquisitos chícharos rellenos de betabel que preparan, así como su delicioso licuado de berenjena.
A lo largo del año pasado surgieron agradables reuniones con amigos de la infancia y adolescencia quienes resultaron ser igual de parranderos que yo y con el pretexto de que teníamos años de no vernos agarrábamos una benditas farras hasta el día siguiente, sin importar que algunas veces era mediados de semana o que había trabajo de por medio las mismas personas responsables que dejé de ver algunos unos años atrás y a quienes siempre consideraré como un ejemplo de lo que es correcto y decente. ¡Ah! Qué sanos y divertidos estuvieron esos convivios ojalá que la siguiente no sea como la del martes pasado porque nos va a dar algo y se vuelvan esas reuniones una encantadora costumbre.
Aunque parecieran aburridas algunas de mis actividades las cuales son excesos absurdos y majaderías penosas de contarse creo que llega una edad en donde el plano intelectual se antepone ante los placeres mundanos. Estos primeros días del año realmente han sido muy provechosos y de gran enseñanza, la otra noche por ejemplo, me encontraba cambiando los canales de la televisión y me encontré una película buenísima en el “Cinema Porn and Choice” un documental por demás interesante en el “Discovery Channel”; digno de contar y de recomendar, y que me hizo dilucidar que la caja no es tan idiota como lo parece. El otro día por la tarde me la pasé hojeando la “H” Extremo de Dorismar leyendo “La muerte de Iván Ilich”, de León Tolstoi —ni quien me crea, pero si lo leí— , entre otras lecturas que me dejaron una sensación de agrado por sentir que estaba finalmente cultivándome.
Otra actividad que últimamente cautiva mi tiempo es la de jugar póker con los amigos juerguistas entre interminables peladeces, señas obscenas, alcohol, cigarros y despilfarro reunirme con mis amigos intelectuales a discutir temas sociales y de la política, recomendarnos libros interesantes y recitar alguna que otra poesía. El lado artístico se me ha desarrollado más que nunca en los últimos meses, y junto con una bola de bohemios empedernidos y rocanroleros borrachos de luna algunos compañeros entusiastas por la música interpretamos , como la vida nos dio a entender y sin idea de lo que es la formación musical, rolas de varios géneros entre bebidas de malta y cebada hasta que despertamos al gallo con la estridencia , con la disciplina artística adecuada, piezas de música clásica degustando algún licorcillo antes de irnos a dormir temprano.
Por otro lado, también asistí con algo de frecuencia, como si me fueran a dar algún premio, o como si fuera una maldita gracia con gusto y responsabilidad a lugares de esparcimiento en donde me reúno con amigos y amigas igual de impertinentes que yo a tomar café como veladores amigos y amigas que gustan, al igual que su servidor, de las charlas interesantes y del buen café.
Al ser desde muy pequeño un pelafustán que traga como pelón de hospicio y lo que sea que le sirvan en el plato alguien que disfruta de la buena comida y de deleitar al paladar con manjares suculentos, asistí en repetidas ocasiones a lugares como: restaurantes, bares y cantinas en donde casi siempre éramos los últimos en largarse, y con el pretexto de comer bien, bebíamos a la par del apetito canino establecimientos respetables en donde sirven platillos y bebidas excelentes, las cuales, disfruté en compañía de mis seres queridos y con el comportamiento que requiere la etiqueta.
El plano sentimental fue la misma historia de siempre: relaciones interpersonales complicadas y que no me llevaron a ningún lado debido a mi absurdo terror al compromiso, y comportamientos infantiles que ninguna mujer en sus cabales aceptaría, y si no hago algo por remediarlo lo antes posible no voy a salir ni en rifa algo complicada, pero en el entendido de que los casos amorosos son complicados por naturaleza, digamos que estoy esperanzado en que este año será mucho mejor en ese sentido y sentaré cabeza con una pareja que me brinde esa estabilidad emocional que tanto necesito.
Hoy que son ya pasadas las doce les día del sábado —y me acabo de levantar— apenas las siete de la mañana del lunes comenzaré la semana con bríos y el buen humor que acostumbro.

Haciendo memoria de las recientes vivencias creo que me la pasé excelentemente bien y disfruté al máximo de mi alrededor y de mis seres queridos, compartí vivencias y experiencias agradables a lo largo del año, y espero que sean todavía mejores las del actual. Después de una noche bastante tormentosa tarde en la biblioteca, me encuentro aplastado en la cama de huevón y pensando en pura estupidez en la caminadora eléctrica haciendo introspecciones y meditando acerca de lo que es mejor para mí y mi porvenir, y creo firmemente que a pesar de todo lo malo que pudo haber sucedido o pude haber hecho, el 2011 será un buen año y sigue en pie ese compromiso de cumplir con nuestras responsabilidades y propósitos que tenemos por delante. Por lo pronto me voy a jetear otro ratito en vez de estar escribiendo este rosario de idioteces me pondré a dedicarme a algunos textos que tengo pendientes de terminar y por entregar, pero sólo inmediatamente después de comerme un alambre de chuleta con queso y unos frijoles charros una ensalada de espinacas y un consomé de pollo con su respectiva dosis de Michelada con harto hielo y doble ración de limones agua de chía con canderel, para cumplir pronto con el propósito de bajar esos kilos de más que me gané con creces en las pasadas vacaciones.
Como podrán darse cuenta, soy igual de parrandero e hipócrita que todos ustedes una persona con actividades sencillas y que gusta de la tranquilidad, por lo que no va a ser nada complicado seguir por el sendero del bien este año. Me despido con la aguardentosa voz de Dylan de fondo y su rolón “The Times They Are a-Changin´” el incomparable Vivaldi adornando al ambiente y su exquisita obra “Domine ad adiuvandum me festina (En Sol mayor)” para desearles que este año sea el mejor, y que los éxitos y las buenas noticias lleguen a montones de la mano de la salud. Pásensela excéntricamente excelentemente bien y sean felices haciendo lo que se les pegue su regalada gana lo que más les guste hacer, pero con responsabilidad.


Alex VC .

lunes, 10 de enero de 2011

Las Alas Rotas ©

(Por si @eazcarraga y @Michel_Bauer no leyeron el periódico)

El propósito de año nuevo del Club América, según sus controvertidos dirigentes, fue bastante claro: ganar las competiciones en las que se participare, convenciendo a la audiencia con desempeños dignos de un equipo de los denominados grandes y de tradición. El objetivo del cuerpo técnico es el de llegar hasta donde sea posible con las herramientas con las que se cuenta, sin un compromiso de por medio. La voz de los jugadores es la de dar hasta el último esfuerzo dentro de la cancha para dar la cara por el equipo y responderle dignamente a una afición ávida de éxitos y cada vez más harta de promesas. Los hechos del pasado domingo, y el mal resultado de la primera fecha del torneo, jugando como local, hacen pensar que el cumplimiento de aquel propósito y el alcance de los objetivos volverán a toparse con caminos pedregosos. El contar con una cartera poderosa y jugar en el Estadio Azteca, dejaron de ser ventajas deportivas para El América; por el contrario, en la actualidad, el poder económico ha sido una amenaza para el desempeño del club, ya que se ha convertido en la ambición primordial y son contadas las contrataciones millonarias que han resultado exitosas en los últimos años, las paupérrimas entradas de los partidos ayudan al rival en turno a no sentir la turbulenta presión de la tribuna, y en algunos casos, la afición contraria llega a ser mayoría en los asientos. El supuesto cambio en el equipo todavía no emerge, y aunque pudiera ser muy temprano para hacer un análisis, el panorama luce desesperanzador, debido a que la repetida noticia es ya conocida por muchos y bastante recurrente para el equipo.
Cuando se pierde el primer compromiso de local con marcador de 2-0, existe manera de corregir el rumbo y tomar acciones correctivas, cuando se pierde la credibilidad, es muy difícil recuperarla.
El equipo de Coapa se encuentra frente a un reto muy complicado: el convencer a sus seguidores y detractores con actos y resultados plausibles, tarea que se percibe complicada de casi cualquier ángulo. Los fracasos anteriores hacen ver que el soñar cada torneo con el esperado título dejó de ser suficiente desde hace muchas “Liguillas”. Los últimos compromisos del torneo pasado, y el mal arranque del presente, parecen indicar que se presentará la misma amarga historia que persigue al equipo desde hace varios Torneos Cortos: promesas huecas, desempeños pobrísimos, resultados mediocres, estadios vacíos y una afición cada vez más molesta.
Por si no fuera poco manejable la situación del equipo en competiciones “a modo”, este año, encararán también La Copa Libertadores, por lo que el entripado podría ser doble para sus ya muy fastidiados seguidores, y es que con refuerzos como Nicolás Olivera y Rodrigo Íñigo es difícil esperanzar a la gente al nivel de Bauer o Lapuente. Cada seis meses, los eternos discursos triunfalistas de los de pantalón largo se convierten en sermones vacíos en cuanto llegan los fracasos y los constantes pretextos del cuerpo técnico se han vuelto el tema principal en las rendiciones de cuentas. El tiempo ha demostrado que el Club América es una gran institución con un equipo diminuto, con una directiva medrosa y con varios jugadores sin idea de la camiseta que portan.
Al término del primer partido del torneo, el cual se jugó sin la ambición de un club supuestamente grande y necesitado de buenos resultados, el que se perdió con dos goles de diferencia y sin oponer la resistencia que se espera de un equipo que tiene que hacer respetar su territorio, el presidente del América culpa de los males que aquejan añejamente al equipo al silbante aseverando que se están viendo perjudicados recurrentemente por el arbitraje y el director técnico, opacado por su semblante y sus decisiones dentro y fuera del campo, se limita a declarar que no fue su tarde.
Las Águilas se proponen, una vez más, a volar muy alto este año, desafortunadamente para su gran afición, se ve demasiado peliagudo conseguirlo con las alas rotas.

Alex VC