jueves, 10 de marzo de 2011

Sencillo Y Nada Oscuro ©


(Reseña de “Under Cover of Darkness” de “The Strokes”)

Después de un lustro de ausencia regresan desde La Gran Manzana “The Strokes” con una nueva propuesta lista para poner a prueba los oídos de sus seguidores y de los que no lo son tanto. Marzo del 2011 fue la fecha escogida por la agrupación para el lanzamiento en tiendas de su nueva producción discográfica que llevará por título “Angels”, y de la cual aseguran sus miembros, surge uno de sus mejores trabajos creativos desde que decidieron colaborar en conjunto. Como un adelanto de esta esperada producción, se lanzó a nivel mundial el sencillo “Under Cover of Darkness”, el cual, funge como un sugerente flashazo previo al intento de la banda por deslumbrar a los escuchas con su nuevo disco. La canción elegida de entre la decena que compone el Track List surge como una premisa, aún en el aire, de lo que será el nuevo disco, pero llega como una promesa más que apropiada de reafirmar el estatus que posee la banda estadounidense como uno de los mejores representantes del Indie Rock. A exactamente diez años de su álbum debut, y de una etapa engalanada de logros importantes, “The Strokes” regresa con algo que pareciera ser un reencuentro con su esencia, con una canción que demuestra, en menos de cuatro minutos, que una década de éxitos musicales debe de ser homenajeada con compases y acordes perfeccionados, con esos ritmos y sonidos que fueron parte fundamental de esa inclusión en la preferencia de miles de personas, y con ese sello tan característico que resalta al momento de escuchar una pieza de su vasto repertorio. “Under Cover of Darkness”, destaca a todas luces como algo propositivo para el entendimiento y agradable para el oído, como energía pura para el deleite y emanada de sonidos enérgicos pero siempre melodiosos, como una retribución para todos aquellos propios y ajenos alrededor del mundo que esperaron pacientemente su nueva realización, como algo que la calidad musical exige de cualquier intérprete de esa jerarquía. La canción tal vez no está envuelta en la excelencia ni dotada con la perfección, posiblemente no sea algo de lo que jamás se haya escuchado con anterioridad por parte de la banda, pero eso pudiera ser la parte central del logro del quinteto. Eso que se escucha tan sencillo, que en papel y horas de trabajo tal vez no lo fue tanto, hace que la canción sea del agrado del que decide accionar el “play”. La canción puede tener la complejidad que la crítica decida adjudicarle, pero realmente es bastante fácil de escuchar; a lo mejor por el desempeño de la banda, por la calidad en la ejecución, o simplemente por la preferencia hacia la agrupación, pero el deleite se hace presente en cualquiera de estos escenarios y la curiosidad por escuchar el resto del disco vendría siendo el común denominador. Al unísono comienzan las guitarras con el compás de la batería, como exigiendo la atención desde la primera nota y el diálogo de las doce cuerdas convierten la introducción en un Riff difícil de desatender. Cuando la atención está captada aparece la garganta de Julian Casablancas acoplándose con la voz al gran momento y a la intención que tiene la melodía; a partir de ese instante la canción toma los sonidos como suyos y remonta la situación a la primera vez que se escuchó a “The Strokes” e invade ese sentimiento de euforia que han ocasionado a lo largo de tantos años. La canción está llena de ritmo y de beats que invitan a moverse de la manera en que se desee, y como ya es una agradable costumbre para la agrupación, de improviso llega el momento de calma acompañado con la guitarra de fondo para después volver a la cadencia. A lo largo de la canción, los oídos no son los únicos que la pasan bien, el cuerpo y las sensaciones reciben con los brazos abiertos a las notas. La lirica refleja rebeldía y algo de desfachatez, es probablemente un desafío entre la protesta y el regocijo, pero en conjunto con la música hacen de la pieza una gran propuesta. La banda vuelve a la escena con el lanzamiento de una canción no demasiado elaborada, pero retacada de sonidos poderosos. Con esas reminiscencias de “The Clash” pero con ese sonido único de “The Strokes”. La noticia del nuevo sencillo termina con las especulaciones que alguna vez surgieron de un posible rompimiento y la expectativa por escuchar el nuevo álbum es latente. Estos grandes músicos que alguna vez se formaron en Nueva York, pero que ahora forman parte del mundo musical, regresan con una propuesta de calidad; y de la mano de Joe Chiccarelli en la producción y Gus Oberg en la consola logran un trabajo que conmemora a la aptitud y a los orígenes.

Alex VC

martes, 8 de marzo de 2011

Hoy Por Ser Día De Mi Santo ©


Los pajarillos cantan desde muy temprano y no me queda más que agradecer a todo aquel que está en mi mente y ocupando un lugar en este homenajeado corazón. Desde llegada la media noche han comenzado las felicitaciones, y por ende, las alegrías de este día, que si para mí ya es especial, ustedes lo están haciendo inolvidable.

Por un lado me siento empachado de cariño al ver las tantas, y tantas, muestras de afecto de aquellas personas que me han hecho llegar sus mensajes y de las que me han dicho en palabras las frases que adornan mi día, y por otro lado, me siento más que afortunado al ver —como cada año— las toneladas de afecto que recibo en mi cumpleaños.

Hoy que el Rey David me canta las “mañanitas”, me toman desprevenido las treinta y cuatro primaveras, y no sólo por que el tiempo ha pasado volando como las cuatro palomas por toditas las ciudades, sino porque nadie me previno de lo que significa cumplir la mitad de la expectativa de vida en México. Aunque afortunadamente no me acerco siquiera a la senectud, si caigo en consideración que me alejo cada vez más de la adolescencia y más aún de la niñez; y aunque de vez en cuando actúo como si me mantuviera en la pubertad, y hago cosas inverosímiles que solamente a un mocoso imberbe se le podrían ocurrir, en este momento el tiempo repercute en mi persona y en mi manera de pensar de maneras misteriosas, y hasta ahora, desconocidas. ¿Será esto acaso a lo que la gente normal llama madurez? ¿Si se escribe así madurez, verdad?

Hoy que dejo atrás la edad de Cristo me sigo sintiendo joven y jovial y con exaltantes ganas de seguir acumulando años y amistades. Para fortuna de varios y a lo mejor para súplica de muchos otros creo que, a pesar de tener un Peter Pan en vez de un Pepe Grillo, empiezo a sentirme en el umbral de lo que es ser una persona adulta. Sé perfectamente que debí haber experimentado esto desde hace como diez años, pero pues siempre he tenido la bendita costumbre de no ser partidario de lo convencional, y aunque no puede ser esto de ninguna manera una excusa, creo que si pudiera ser una malversada explicación.

Hoy que formo parte de los “muchachos bonitos” que cumplimos años, no creo arrepentirme de nada, pues nunca he cometido un crimen, pero si la retrasada etapa adulta va a ser la mitad de entretenida de lo que fue la prolongada inmadurez, entonces tal vez me arrepentiré de haberme tardado tanto en alcanzarla.

Hoy que supero el tercio de siglo y que he hecho de mi vida un colorido papalote, espero por lo menos vivir otro tercio más para lograr otro cúmulo de gratas experiencias que me hagan una mejor persona. Hoy por ser día de mi santo, dedico el mismo a todas aquellas personas que se reparten mi querer a su antojo y que protagonizan la mayoría de mis mejores recuerdos.

Hoy que despierto y miro atentamente que ya amaneció, disfruto y me alimento de todas esas gratas congratulaciones que llegaron desde la madrugada y que siguen llegando hasta este agradable momento.

Hoy que también se celebra “El Día Internacional de la Mujer” quisiera ser solecito para entrar por las ventanas de todas ustedes féminas preciosas que han sido parte fundamental de este mundo. Una de ustedes me regalo la vida, y por todas las demás es que vivo la misma de la manera en que lo hago.

Sirva, entonces, este maltratado texto que mal escribí entre llamadas telefónicas, bellos mensajes y besos tronados, como una carta de agradecimiento, con todo mi cariño, para mi amada parentela que es basta y encantadora como pocas y para mis adorados amigos, que como siempre lo he dicho, son afortunadamente tantos y atinadamente míos.

Alejandro Villasana Carbonell (El niño, el adolescente y el casi adulto)